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viernes, 30 de mayo de 2014

8 El rescate, ¿o no?

¡Ey! ¿Qué ha sucedido?- dijo Spooch que apareció corriendo entre la multitud.
-¡Atención!-dijo Anael desde una roca-¡necesitamos, a todo el mundo que sepa luchar!
-Pero ¿queréis contarnos de una vez que narices sucede?-les dijo el elfo con muchísimo nerviosismo.
-Un momento, Spooch en seguida te lo contamos a ti y todos los demás, sólo necesitamos que haya silencio- le respondió Berta mientras se subía a la roca en la que se encontraba el muchacho-¡Silencio por favor!
-Cállense, por el amor hermoso-dijo el elfo sacando un cuerno de un bolso y soplando por él, el agudo sonido hizo que el alboroto se fuera silenciando hasta que todo quedó en silencio-ya podéis hablar, hay veces que hay que tomas drásticas soluciones para obtener lo que uno quiere.
-¡Escuchen con atención, por favor!-dijo Berta.
-Varios vasallos de Nastin, atacaron hace escasos minutos y secuestraron a Henry, y le necesitamos para poder aprender la magia que usaremos para vencer a esa bruja a la ellos llaman su Reina.-dijo Anael.
-¿Y tu como sabes eso?-dijo un enano que se encontraba a metros de la roca.
-Pues, porque yo estaba con él y vi cómo se lo llevaban, a mi no me cogieron porque me hallaba en otra sala que ellos creían vacía y por suerte no se les ocurrió mirar dentro.
-¡Dios mío!, esto va empeorando cada vez.-Hace un momento varios minotauros intentaron secuestrarme, pero no esperaban que todo mi poblado les atacaran con todas las armas disponibles.-dijo Spooch.
-¿Cuánto hace de eso?-preguntó un hada que acababa de llegar-porque a nosotras también nos han atacado hace escasos minutos.
-¡Madre de dios!, esta mujer no ha tenido bastante con intentar echarnos de nuestro hogar, que ahora nos ataca e intenta matarnos.-dijo una liebre cercana.
-Ya nos ocuparemos de eso cuando luchemos contra ella, ahora necesitamos trazar un plan para ir a rescatar a Henry-dijo Berta.
-Creo que lo más apropiado es que mandemos a Mark a rescatarle, la mayoría de los que están ahora mismo en el castillo le sienten pavor-dijo Dudley.
-¿Y qué pasa con el resto de los gigantes? ¿No estaban los gigantes con Nastin?-dijo Anael desde la roca.
-Nosotros los vimos marcharse el otro día hacia una de las islas del archipiélago que está suroeste, aunque yo diría que es la misma en la que se halla ahora mismo la reina Rowena.-dijo un enano que se encontraba entre la multitud.
-Entonces, no lo tendrá difícil-dijo Berta
-Pero, ¿Se puede saber dónde se encuentra ahora mismo?-dijo Anael- Tendría que estar acá como los demás.
-Está durmiendo en su guarida, cuando el duerme lo hace muy profundamente y cuesta muchísimo despertarle- dijo Tatani que apareció de repente con el pelo alborotado y su ropa ligeramente destrozada de entre los árboles rodeada de un gran número de hadas en la mismas circunstancias.
-¡Genial! ¿Y alguien conoce alguna manera de hacerlo?-dijo Anael.
-Quizás, si vais vosotros, vuestro olor le despierte, el ha convivido mucho tiempo con los humanos y el olor es algo que a él le hace reaccionar, se despertará asustado así que tened cuidado es posible que os intente atacar- dijo un enano que se encontraba cerca de ellos.
-Yo os escoltaré durante el trayecto-dijo un joven fauno rubio-pues dirigirse hacia allí ahora mismo es bastante peligroso.
-Gracias, pero como no te sepas tu el camino nosotros no sabemos cómo llegar allá-dijo Berta.
-Claro, todos o casi todos los aquí presentes sabemos dónde está su guarida.
-Entonces, no perdamos más tiempo y pongámonos en camino-dijo Anael mientras bajaba de un salto de la roca.

Berta le imitó y se adelantaron un par de pasos, el fauno les guió en dirección al oeste cerca del río donde tras pasar entre unos matorrales altos se empezaron a oír unos agudos ronquidos, encontraron una cueva con pinturas prehistóricas y en su interior a un par de metros estaba Fred roncando sonoramente. Anael y Berta se miraron asustados y no se atrevían a entrar hasta que al final Berta decidida se acercó a Fed y le habló lo más cerca posible de su oído, no sucedió nada, pero después de unos segundos Fred la olfateó, abrió sus enormes ojos, chilló asustado e intentó ponerse en pie pero en cambio se dio un coscorrón haciendo que cayeran piedras del techo de la cueva. Berta corrió al exterior para reunirse con Anael y el fauno que se apartaban mientras Fred se arrastraba y salía al exterior.

-¿Qué hacéis aquí?-decía mientras bostezaba-¿no estabais con Henry?
-Henry a sido secuestrado por los secuaces de Nastin y te necesitamos para que vayas a rescatarle pues a ti te temen-dijo Anael.
-Imposible, no soy el único gigante que se encuentra en este lugar,y recordad también que soy el único en vuestro bando, al verme el resto de gigantes me atacarán-dijo Mark bostezando.
-No lo creo,se fueron hacía la isla en la que está la Reina Rowena.-dijo Berta.
-Eso no es una buena noticia, eso quiere decir que posiblemente la ataquen-dijo Mark.
-Bueno creo que no deberíamos preocuparnos por eso la reina posee un ejército enorme-dijo el fauno.
-Venga Mark, tienes que ayudarnos, tienes que rescatar a Henry mientras nosotros nos preparamos para cuando nos ataquen-dijo Anael.
-Está bien iros a reuniros con los demás, si no vuelvo en dos horas no os lo penséis dos veces y atacad.
-De acuerdo,buena suerte grandullón-dijo el fauno mientras se daba la vuelta y se alejaba-venga chicos tenemos que ir con el resto.
-Ve con cuidado Mark-le dijo Berta abrazando su enorme pierna.
-Si y cuida tus espaldas- dijo Anael.

Se alejaron rehaciendo el camino y Mark se encaminó en dirección opuesta hacia una cascada cercana para darse una ducha y después ir al castillo,
mientras hacían esto Berta sintió como que la observaban desde un punto alto, giró la cabeza y vio un halcón que les miraba atentamente desde una rama alta de un árbol cercano que después de cruzar su mirada con ella echó a volar,al no haber visto ninguno anteriormente Berta se lo dijo al fauno.

-Eso es una mala señal, solamente se ve un halcón por acá, y es propiedad de Nastin, ahora volará dirección al castillo-dijo el fauno- ahora si que tenemos que darnos prisa,cuanto antes lleguemos, antes podremos salir a luchar-y aceleró tanto el paso que los dos muchachos se quedaban atrás.
-Oye, no corras tanto, no somos capaces de seguir tu paso-dijo Anael.
-Dinos, ¿sucede algo?-dijo Berta.
-Sí, ese como ya os he dicho antes-contestó señalando al cielo estrellado- es el halcón de Nastin se dirigirá al castillo y le comunicará de alguna manera que desconocemos que os ha visto acá hablando con el grandullón y mandará a alguien a atacarnos.
-¿Cómo que desconocéis la manera en que se lo comunicará?¿Es que ella no entiende a los animales como nosotros?-preguntó extrañado Anael.
-No, ella no posee ese don, creemos que es la única humana sin él, pero sin embargo fue la única capaz de invocar al ángel oscuro haciendo que llegaran a Nurlon los trolls, hombres-lobo y cíclopes.

Entonces sin pensárselo dos veces los muchachos aceleraron el paso y volvieron con el grupo que habían dejado atrás que se había dispersado y sólo quedaba en el lugar algunos enanos, faunos, centauros, algún que otro animalillo, Spooch y Tatani que al verles volver se dirigieron hacia ellos mientras Spooch les entregaba unas pequeñas botellas que contenían un líquido espumoso unos pedazos de pan y de carne ahumada.
-Tomad, no habéis comido nada todavía-dijo el elfo mientras les entregaba la comida-después del ataque pude salvar lo poco que no nos robaron.
-Gracias-dijeron Berta y Anael a la vez. Anael se llevó rápidamente la carne a la boca mientras la devoraba ansiosamente y los demás le miraban con cara sorprendida.
-Que pasa, llevo mucho tiempo sin comer,tú abras comido en la cabaña yo no, además mi madre se ha empeñado en ponerme a dieta.-les dijo Anael.
-Bueno, ¿que os ha dicho Mark?-preguntó Tatani.
-Pues, se dirige ahora mismo hacia allá-dijo Berta mientras olisqueaba la carne.

Mientras tanto nuestro amigo Mark armado con un par de garrotes se dirigía con paso firme al castillo, que seguía protegido por los dos enormes minotauros que chillaron e hicieron salir del interior del castillo cerca quince diferentes criaturas armadas con todo tipo de armas, comenzaron atacarle cosa que resultó inútil pues Mark los noqueaba con un sólo golpe de uno de sus garrotes o les hacía volar por los airea al darles un gran manotazo.
Nastin al notar tanto ajetreo en su castillo preguntó que era lo que sucedía y en cuanto se lo dijeron dejó a un lado la poción que estaba preparando para salir decidida con su cetro a enfrentarse a él, pero Mark ya había destrozado el ala izquierda del castillo y se hallaba a escasamente un par de metros de una celda en cuyo interior se encontraba encadenado Henry que sangraba por la boca, tenía un ojo hinchado y tenía cortes y quemaduras alrededor de todo el cuerpo y cerca de él había una mesita metálica que tenía botellas con líquidos de colores oscuros que desprendían humos que en ocasiones cambiaban de color.

-¡Tú gigante estúpido sal de aquí inmediatamente!-gritó Nastin mientras señalaba con su cetro al brazo con el cuál Fred se disponía a romper la puerta de la celda, el cuál quedó inmovilizado en el aire impidiendo el golpe.
Mark giró la cabeza mirando directamente a la mujer a los ojos mientras soltaba un gran grito y varios de sus secuaces aprovecharon la distracción para lanzar por encima suya unas flechas con cuerdas atadas lo que hizo que Mark quedase prácticamente inmovilizado.
-Bruja asquerosa haz que me suelten de inmediato.-gritó enfurecido Mark
-Ni lo sueñes gigante, esta vez ni tú ni nadie impedirá que me haga con el trono de Nurlon, ya me lo arrebataron una vez y no pienso dejar que me suceda otra vez.
-A ti nunca te perteneció el trono, sabes de sobra que el trono siempre a pertenecido al primer descendiente del Rey, y esa fue Rowena y no tú, Nastin.
-Sí y no soy reina solamente por escasos minutos de vida.-dijo señalándole con el cetro, haciendo que se retorciera de dolor-eso chilla y haz que los niños vengan hacia acá tengo ganas de ver si esa mocosa es tan poderosa con la varita como lo era su abuela, la mataré con mis propias manos.
-No te atrevas a tocar a los niños Nastin- dijo Henry desde la celda mientras escupía sangre.
-Cállate viejo, todavía no he acabado contigo-y le hizo una seña a un troll que se hallaba cerca de la celda indicándole que entrara-Ya sabes que paso toca ahora, hazlo. El troll cogío una de las botellas y le hizo beber parte del líquido que hizo que le saliera humo por las orejas y la nariz y sus ojos se volvieran rojo sangre.
-Desgraciada, deja al anciano y cógeme a mí.
-¿A ti?,¿pero tú que tienes de especial?, al contrario te unirás a él, atadle fuerte.
-Majestad-dijo uno de los minotauros- sólo una pequeña observación,¿cómo vamos a moverle?Pesa toneladas.
-Cierto, ¡Larry ven acá inmediatamente!Es hora de que muestres cuanto has progresado en tus estudios.
-¿Estáis segura?-le preguntó este un tanto asombrado.
-Por supuesto, ya sabes que hechizo tienes que usar, es uno de los más básicos.-le contestó Nastin.
-¡Levimus Forte!-dijeron ambos a la vez mientras señalaban a Mark con sus varitas lo que hizo que éste se elevara unos pocos metros del suelo-Maldita sea el hechizo sigue siendo demasiado débil,¡hacer algo inútiles!-gritó enojada.
-¿Ves cómo no eres tan poderosa cómo crees Nastin?-dijo Mark con una sonrisa en la boca.-No puedes ni mover a un simple gigante.
-Cállate estúpido-y volvió hacer que se retorciera de dolor.

Varios minotauros y hombres lobo llegaron a la habitación con una enorme plataforma de madera con ruedas, mientras el resto de seres terminaron de inmovilizar a Mark con las cuerdas, Nastin y Larry repitieron el hechizo haciendo que este cayera sobre la plataforma la cual llevaron hasta el patio trasero del palacio que poseía toda clase de hechizos para evitar la entrada de intrusos por lo tanto aunque lograra soltarse no conseguiría escapar.

-Esto cada vez se pone mejor para mí, ahora si que no tienen ninguna posibilidad, sin maestro ni enorme guardaespaldas.-exclamó soltando una risa maléfica,.



sábado, 25 de enero de 2014

7 Comienzan los problemas

Axel, al marcharse del castillo de Nastin se dirigió al fuerte que se hallaba a varios metros de allí. Al entrar llamó a todos los que allí se encontraban para informarles de la misión que le había sido encomendada y empezó a pedir ideas para trazar un plan que fuera efectivo.

-Si quiere capitán, podemos mandar a un par de hombres a la cabaña de Henry para que se aseguren de que podemos atacar, aunque yo creo que sería más inteligente atacar cuando esté durmiendo para así pillarle desprevenido.-dijo un trol verrugoso
-Pues… mira me gusta como piensas, el plan es bueno, pero… y ¿si no está solo? A nosotros solo nos interesa él, de los niños ya nos ocuparemos más adelante, posiblemente acabaremos capturándolos también a no ser que se habrá otro portal como por el que aparecieron y regresen de dónde vinieron.
-Creo capitán, que el portal sólo se volverá a abrir cuando uno de los dos bandos salga victorioso; por lo menos eso es lo que le oí decir a una de las hechiceras de Rowena hace unos años.-dijo un anciano hombre lobo que se hallaba entre los allí reunidos, aunque él hacía bastante que ya no combatía, simplemente ayudaba al capitán aportando ideas.
-También podríamos matar o secuestrar a la princesa hada y al elfo de la marca y así haríamos mucho más feliz a la Reina.-dijo un centauro negro.
-Id y atacad a los elfos y las hadas, capturad a la única hada rubia y a un elfo con una marca en forma de león .Paker, Ritsus, Ditmon y Lerkus prepararos saldréis en cuanto anochezca quiero que capturéis al fauno, evitad que os vean y procurad no hacerle ni un solo rasguño al viejo o la Reina se enfurecerá y lo pagaréis caro.

Los cuatro que fueron nombrados se apartaron del grupo y cogieron varios sacos y cuerdas que por allí había.
En cuanto empezó a oscurecer los dos trolls y los dos hombres lobo se fueron hacia la cabaña y esperaron a que todas las luces estuvieran apagadas para asaltar sin ser vistos. En cuanto esto sucedió dos de ellos se quedaron vigilando los alrededores de la cabaña mientras que sus compañeros rompían la puerta de entrada y se dirigieron a la única puerta de la casa que era blanca que daba al dormitorio de Henry y se abalanzaron sobre él.
Anael, al oír aquel estruendo se despertó asustado,abrió la puerta del laboratorio y vio a uno de ellos tirando un cofre por los aires y al otro lanzando una cuerda, pues Henry se resistía. Asustado salió corriendo hacia la cocina para mirar por la ventana que comunicaba con la del dormitorio de Henry y vio a uno de los trolls haciendo un par de nudos alrededor de sus patas traseras mientras el otro le amordazaba, recogió su varita que se había quedado aquella tarde en la mesa del comedor y fue hacía la puerta de entrada, evitó al apestoso trol que rondaba por allá, echó a correr asustado cima abajo en la oscuridad mirando hacia atrás para asegurarse de que no le seguían.
Uno de los que intentaban capturar a Henry después de cumplir su misión, al pasar por el salón de dio cuenta de que había abierta una puerta que anteriormente estaba cerrada, se asomó al interior y vio el colchón con las sábanas revueltas, avisó a su compañero que arrastraba un saco que se agitaba el cual blasfemó mientras salía por la puerta y avisaba a los dos que esperaban alrededor de la cabaña y se fueron directos hacía el castillo.
Después de correr sin parar Anael llegó sin aliento a la cabaña en la que Berta estaba leyendo tranquilamente cerca de la chimenea, entró rápidamente chillando lo que hizo que ésta se asustara e hiciera que el libro que tenía en sus manos cayera al suelo.

-Pero Anael ¿Qué haces aquí? se supone que tendrías que estar descansando en casa de Henry.- dijo Berta asustada.
-Los vasallos… de Nastin… nos asaltaron y se...se llevaron a Henry, yo escapé… porque no sabían que estaba allí... si no me hubieran capturado también,… pero sabían a qué habitación se tenían que dirigir eso quiere decir que ya se conocían el lugar.- respondió con la respiración entrecortada.
-Hay que avisar a los demás, tenemos que rescatarle si no, no podremos luchar contra esa maldita mujer.-dijo Berta dirigiéndose a la puerta-vayamos hacia dónde nos hemos reunido esta tarde con los demás ¡Luminate!-dijo mientras agitaba la varita y la punta de ésta se iluminaba.
-¿Cómo has hecho eso?-le dijo Anael a Berta señalando la varita.
-He estado practicando mientras tú estabas con Henry, pero sólo he sido capaz de aprender éste hechizo, así que si vamos a necesitar un maestro, la magia es muchísimo más difícil de lo que imaginamos.

Subieron con cautela y rapidez la empinada cuesta que les separaba de las ruinas y fueron buscando alguien a quien contarle lo que acababa de suceder, pero sólo vieron un par de lechuzas que cazaban y les miraban sorprendidas, ardillas que comían las pocas manzanas que quedaban en buen estado y zorros que rebuscaban en los restos de comida que quedaban en el suelo; hasta que al final un ratón que almacenaba comida les vio y se les acercó sorprendido.

-No deberíais de estar aquí a estas horas es muy peligroso, los hombres lobo y los minotauros suelen aprovechar la oscuridad para atacarnos.-les dijo.
-Lo sabemos, pero tenemos que avisar a los demás para reunirnos urgentemente tiene que ver con Henry.-le respondió Anael.
-¿Ha sucedido algo?
-Sí, ha sido capturado por los secuaces de Nastin hace escasos minutos.
-¡Dios mío!,voy a avisar a todo el mundo, si golpeáis los troncos de los árboles se asomarán el resto.-les dijo el ratón mientras subía de nuevo al árbol.
-¡Ayuda! ¡Nos atacan!-chilló Anael.
-Eres bobo o te lo haces, así lo que vas a conseguir es que se asusten en vez de venir hacia dónde estamos.-dijo Berta mosqueda-¿Quién anda ahí?-dijo un centauro negro que salió de detrás de un matorral armado con un arco apuntándoles-¿Qué es lo que queréis? No deberíais estar a estas horas acá, es peligroso.
-Lo sabemos pero necesitamos que todo el mundo sepa que Henry ha sido capturado.-le contestó Berta.
-Entonces venid conmigo, os alcanzare hasta la cima dónde viven la mayoría de nosotros y demás seres, subiros a mi espalda.

Anael y Berta, se subieron con cuidado a la espalda del centauro que echo a correr mientras tocaba unas notas en una pequeña zampoña y aparecían más centauros que se unieron a él, en escasos segundos estaban rodeados por cerca de treinta centauros de todos los colores.
Varios minutos después aparecieron los enanos armados con hachas, arcos, espadas, puñales y hondas; enseguida se les fueron uniendo los elfos igualmente armados.

-He corrido la voz y se han ofrecido ayudarnos.-dijo el pequeño ratón que había hablado anteriormente con ellos que esta vez corría al lado del centauro mientras intentaba subirse a la espalda de éste.
-Muchísimas gracias-dijo Berta.
-Hemos llegado, podéis bajar-dijo el centauro mientras paraba y se agachaba para que pudieran bajar.
-Gracias.-dijeron al unísono los dos muchachos.

-No hay de que, me llamo Dudley y soy el jefe del clan de los centauros, mi hermano pequeño lucha del lado de Nastin.